👇🏻 Interrupciones
El otro día estuve con alguien con una actitud sorprendente. Estaba en su puesto de trabajo y parecía concentrado, pero con una frecuencia totalmente anormal llegaba alguno de sus compañeros y le daba un toquecito en el hombro para comentarle cualquier trivialidad. En alguna ocasión era algo relacionado con su trabajo, algo que merecía la pena como para interrumpir a esta persona, pero la mayoría de veces no.
No solo eso: también acostumbraban a pararse a hablar entre ellos frente al puesto de esta persona. Parloteaban sobre cualquier tema sin importarles que la otra persona pudiera estar siendo distraídos. Lo más curioso es que a este trabajador tampoco parecía importarle, hasta disfrutaba estando atento a la conversación ajena.
Para esa persona ese flujo de interrupciones constantes no era una molestia, simplemente se había acostumbrado a ellas. Hasta ver una serie en casa o hacer cualquier tarea —incluso hablar con otra persona— experimentando interrupciones y dejando de atender a lo que estaba haciendo para dedicar su atención a quien le está interrumpiendo. Todo eso ya es normal para él.
Estas interrupciones constantes han degenerado en que la calidad de su trabajo ha empeorado. También la de su ocio: salvo que esté ante una película con muchísima acción (estímulos constantes), atiende a las interrupciones ajenas más que a aquello que está haciendo. Apenas puede ver una película sin atender a esos cortes, ni hablemos de leer o simplemente estar un rato tranquilo.
Por supuesto, esa persona no existe, y las interrupciones de otras personas en el trabajo o en su casa son las notificaciones de su móvil.
Hemos normalizado aceptar las notificaciones de cualquier aplicación. En los últimos años han llegado mejoras en ese sentido, como los modos de concentración en el iPhone, pero no creo que haya demasiada gente usándolos, y menos para restringir notificaciones.
Nos hemos entregado tanto a las notificaciones que cuando alguien nos cuenta el caso imaginario de una persona sometida a constantes interrupciones en su trabajo o su vida personal nos escandalizamos, pero si esas interrupciones llegan en forma de notificación, lo vemos totalmente normal.
No necesitamos ser notificados al instante de cualquier interacción en una red social, ni de todos los mensajes que nos lleguen a WhatsApp (mención especial para los grupos), ni siquiera de todas nuestras cuentas de correo electrónico. En el infierno hay un lugar reservado para las aplicaciones de servicios que usamos y abusan de este sistema para enviarnos publicidad de sus productos o recordatorios de su existencia. Y no hay forma de renunciar a ellos: o quitamos todas las notificaciones, o no quitamos ninguna. O pasamos por el aro, o nos quedamos sin las que sí son útiles.
En los ajustes de mi iPhone → Tiempo de uso → Ver toda la actividad he consultado cuántas notificaciones me llegan cada día. Las cifras son decepcionantes. La media diaria es de 403. Y se supone que yo estoy concienciado con esto, no tengo redes como Instagram o TikTok y he restringido bastantes apps. WhatsApp, Spark (la app que uso para el correo), iMessage y Twitter son las cuatro principales. Y eso que en Twitter tengo configurado que apenas me lleguen en base a ciertas reglas, o que por mi trabajo la cantidad de correos recibidos es superior a la del ciudadano promedio, o que a menudo no presto atención a lo que llega, sobre todo cuando estoy trabajando y sé que lo importante en ese momento no necesito consultarlo en el iPhone, sino en el Mac.
Pero 403. Es una salvajada.
No es normal y me niego a que sea normal. 403 interrupciones al día. Son 22 veces por hora si asumimos unas 18 horas despierto. Más de una cada cinco minutos, sin parar.
He empezado a cortar por lo sano, así que si de pronto empiezo a responder más tarde a mensajes de WhatsApp (durante una época radical en 2016 eliminé todas sus notificaciones, pero no fue sostenible), que nadie se extrañe. 400 al día es una barbaridad. Os recomiendo echarle una pensada, muerte a las interrupciones futiles.
PD: La semana que viene hablaré de un pequeño cambio en esta newsletter.
3 recomendaciones
🌬 Después del Huracán (Apple TV+). Una joya sobre el huracán Katrina, y específicamente, cómo afectó a un hospital, su personal y sus pacientes. Simplemente espectacular. Todavía no ha acabado, pero nada puede anular lo emitido hasta ahora.
🪪 Papers, Please (iOS, Android, PC, Mac). Un juegazo. No es fácil hacer una experiencia entretenida y divertida a partir de controlar a alguien tan gris como un funcionario aduanero, agente de inmigración, en un estado de los 80 que recuerda al este del telón de acero. Tenemos que autorizar o no la entrada a nuestro país a cada persona que llega a la frontera. Fantástico. En 8 bits.
🌍 Random Street View. Vista en Google Maps de un lugar aleatorio del mundo. Curiosidades que molan.