🎰 Probabilidades
Es importante distinguir entre buenas y malas decisiones independientemente de cuál fue el resultado.
Hace unos días practiqué uno de mis deportes favoritos: añadir otro libro más a mi lista de pendientes, siempre asegurándome de que añado nuevos títulos a mayor velocidad de la que los leo, para no perder la costumbre.
El elegido fue ‘Thinking in bets’, de Annie Duke. Leyendo la sinopsis y algunas reseñas capté la tesis de la autora, que habla de la importancia de tomar decisiones estimando probabilidades con la información de la que disponemos. Y no confiando únicamente en la intuición.
Recordé aquella conversación que tuve con Monchi, pero también un ejemplo que solía poner mi exjefe, el bético Antonio Ortiz, poco antes de la pandemia: el principio de precaución. “Aunque la probabilidad sea muy muy baja, los posibles efectos son potencialmente enormes, ergo entremos en modo paranoico”. Esto lo dijo el 5 de febrero de 2020, cuando mostrar cualquier síntoma de temor a una pandemia era visto como una chaladura.
Si hubiésemos entrando en modo paranoico respecto al COVID el 5 de febrero, seguramente se hubiesen evitado unas cuantas muertes y cierta saturación hospitalaria. Total, acabamos confinados igualmente. Solo que esperamos haciendo como si nada hasta que nos estalló en la cara.
Cuando la incertidumbre es la única certeza, es bueno dibujar escenarios y estimar probabilidades. Eso es lo que hizo, por ejemplo, el Gobierno de España en 2009, cuando se gastó 266 millones de euros en vacunas para la gripe A. Recuerdo esos días en la facultad, con cierto miedo a que aquello pudiese derivar en pandemia. No fue gran cosa, por suerte, y unos meses más tarde hubo que destruir multitud de dosis que nunca llegaron a hacer falta.
En ese momento, con diecinueve años y estudiando Ciencias Políticas, me cabreé mucho con aquel gasto innecesario en plena crisis. Años después, ya sabiendo lo que es de verdad una pandemia, entendí que no fue un gasto superfluo o un error de cálculo, sino una medida adecuada ante una amenaza real. Lo incorrecto hubiese sido no asegurarse las dosis necesarias.
Esos ejercicio de retrospectiva sobre las decisiones pasadas suelen ser ideales para que aparezcan los sesgos.
Antonio solía poner el ejemplo de alguien que decidiese jugar a la ruleta rusa. Salir de la partida vivo no significaba que la decisión de participar en ello hubiese sido buena. Por muchas veces que ganemos, aceptar una probabilidad de morir del 16%, 25% o 50% siempre es una decisión horrible.
Hay ejemplos menos extremos. Arriesgar los ahorros de diez años para invertir en algo tan volátil como las criptomonedas o las penny stocks es una mala decisión, incluso aunque hagamos un x10.
Un amigo informático, al frente de la administración de red de una gran empresa, me contó una vez que me sorprendería saber la cantidad de gente que ya no solo pierde más de media jornada diaria viendo chorradas con el equipo y la red corporativa, sino directamente viendo porno. Sí, en su puesto de trabajo. Él ve todo el tráfico del personal.
Si aplicamos probabilidades, suena a decisión espantosa ponerse a ver porno en horario laboral, con el ordenador de la empresa. La consecuencia esperable es el despido y una reputación pésima en el sector. ¿Realmente merece la pena arriesgarse a ello por no posponer el momento de placer? Sin embargo, mucha gente pasa por alto estos cálculos mientras busca el papel higiénico.
Conducir borracho es un ejemplo clásico. Un accidente lo podemos tener cualquiera, pero medra un abismo entre dar positivo en el control de alcoholemia posterior, o no darlo. Lo que ocurra en los años posteriores será radicalmente distinto. Sin embargo, conducir achispado y alertar de controles policiales en grupos de WhatsApp está normalizado y a veces hasta se jalea. Aunque nunca nos haya pasado nada, es una decisión muy mala.
Es importante distinguir entre buenas y malas decisiones independientemente de cuál fue el resultado.
3 recomendaciones
👨🏻❤️👨🏻 Arny, historia de una infamia (HBO Max). Fantástico documental en tres partes sobre un trozo de la España de los noventa, lo que dice sobre ella y lo que dice sobre la actualidad.
📘 Increíblemente simple, de Ken Segall. Un libro escrito por un empleado del equipo de Jobs en NeXT y en Apple en el que cuenta qué hace que Apple sea como es y no como otras empresas: la simplicidad que la gobierna. Un detalle: fue publicado en 2012.
🏜️ El caso Almería (Prime Video). Película ambientada en hechos reales, protagonizada por un Antonio Banderas veinteañero sobre otro caso de la España negra, este de los ochenta, a raíz de una terrible confusión.
Buenas reflexiones,como siempre!