🔁 Repetir
En enero estuve poniéndome al día con Succession (HBO Max), no había visto ni un capítulo hasta entonces pero en unas semanas me zampé sus tres temporadas. No es una serie particularmente complicada, pero sí que te exige atención para captar sutilezas y que los hijos de puta, que tiene muchos, no consigan caerte simpáticos.
La disfruté bastante, pero en otra época de mi vida quizás no me habría apetecido verla, o la hubiese abandonado tras el tercer episodio. Tiene que ver con la carga cognitiva y lo incapaces que nos deja su exceso para asumir ciertos tragos. O lo que nos predispone a priorizar experiencias sencillas, en las que si sabemos de antemano todo lo que nos espera, mejor. Nada de sustos y ningún disgusto, por favor.
Durante el confinamiento de hace dos años, cuando precisamente estábamos asustados y llenos de incertidumbre, no creo que hubiese aguantado más de dos episodios de Succession. Mi cabeza llegaba a la noche pidiendo un rato de evasión, de no pensar demasiado, de no enfrentarme también durante el ocio a complejidades o experiencias inciertas. Es más, hasta me puse a ver 'Cariño, he encogido a los niños', con un par. Con el poco tiempo que tenemos, dedicar dos horas a una peli así es algo que hoy no se me pasa por la cabeza, pero en ese momento era lo que me apetecía. De la misma forma que durante un complicado 2016-2017 mis noches transcurrían viendo Seinfeld hasta la madrugada. En los malos momentos tendemos a buscar compañía familiar y un abrazo de los nuestros, y también a evadirnos con aquello que ya conocemos, que no nos va a defraudar ni nos supone desafío alguno.
En 2009-2012 tenía unos amigos que intentaron iniciar una relación, pero apenas duraron unos pocos meses. Sin embargo, después de aquello acababan pasando noches juntos muy a menudo, y a partir de cierto momento, sin molestarse en disimular. Sabían que iban a encontrar al otro, sabían que les daría una buena noche, y sabían que no iba a querer plantear algo más. Hasta era segura la charla entre risitas post-acto apoyados en el cabecero de forja. No había riesgos y preferían ir a por lo seguro que exponerse a conocer a alguien e invertir un tiempo en esa persona cuando podía salir rana.
Nunca fui yo de llamar a una ex, me parece esencialmente una mala idea, pero entiendo la lógica en buscar aquello que ya conocemos y no nos va a sorprender cuando simplemente no tenemos ganas de aventuras y riesgo. Igual que encuentro lógico ver Seinfeld por décima vez cuando solo necesitamos aparcar el cerebro en la puerta, evadirnos por un rato con la media sonrisa asegurada. Y lo último que queremos es pasar una hora viendo (un momento, que me pongo de pie) The Leftovers y tres días digiriendo cada episodio.
Hace unos años, cuando era más joven y me reía viendo cómo cada noche de fiesta acababa con los susodichos haciendo una bomba de humo simultánea, me inquietaba la insistencia en anclarse en lugares seguros y espacios familiares. Llamar a un ex, ver la misma serie, escuchar siempre esos tres discos, ir al mismo sitio de vacaciones o ir a cenar idéntico plato a idéntico sitio. Unos años después entiendo mucho mejor que eso no es algo negativo, sino natural, un recorrido terapéutico que simplemente ocurre de vez en cuando como explicaban en The Atlantic. Y no está mal integrarlo en el balance. Aunque quiero pensar que lo más sano es buscar nuevos estímulos y experiencias por defecto siempre que nuestro ánimo vital nos lo permita. Es eso o empezar a atrofiarnos.
3 recomendaciones
📕 Valle inquietante, de Anna Wiener. Desconfío de la gente que es capaz de narrar con detalle extremo muchas conversaciones y sucesos de varios años atrás. Tampoco me sentiría cómodo con alguien que pone en el disparadero a otras personas por unos momentos concretos. Así y todo, me gustó mucho leer la experiencia de una veinteañera en el Silicon Valley de la década pasada. Los años bárbaros.
🎶 Mellow Moon, el próximo disco de Alfie Templeman. Se publica en un par de meses, pero ya podemos escuchar un par de canciones. Recomiendo especialmente 3D Feelings.
🎧 LoFi.cafe. La música Lo-Fi lleva un tiempo de moda y esta web es perfecta para entrar, elegir un ambiente con una ambientación gráfica maravillosa y tenerla de fondo mientras trabajamos o estudiamos. Tiene pomodoros incluidos para programar los descansos. Obra de Marianna Di Vito y Fabrizio Rinaldi, el tipo de creadores / programadores a quienes me gustaría parecerme (os juro que mi foto de perfil es muy anterior a descubrirles).