Siempre intento pensar que todos los buenos hábitos son carreras de fondo. Carreras a cuya meta nunca se llega, simplemente se disfruta del viaje. Y de las consecuencias positivas crecientes que va trayendo.
Llevo un tiempo preocupándome de desarrollar ciertos hábitos, y eso me ha permitido entender mucho mejor los problemas del pasado.
Si me conoces personalmente desde hace unos años, posiblemente recuerdes que hubo una época en la que mi peso corporal se me fue completamente de las manos, fruto de alimentarme muy mal y hacer cero deporte.
También es posible que recuerdes que hasta 2018 utilizaba Instagram. O que me encantaba beber refrescos y bebidas energéticas. O que dedicaba más tiempo del apropiado a los videojuegos.
Lo del deporte está solventado, mi peso está controlado, me cargué Instagram, dejé las bebidas energéticas, los refrescos solo los tomo en contextos sociales (y tampoco mucho), y lo de la Xbox está también controlado.
Seguro que dentro de otros cinco años miro hacia atrás y veo que en 2023 todavía tenía mucho que mejorar, pero también creo que estoy mucho mejor ahora que hace un lustro.
Comida, refrescos, bebidas energéticas, videojuegos, cero deporte, Instagram. Pequeñas adicciones que obedecen a un patrón común: la vida sobreestimulada. Chutes de dopamina constantes, vivir dando la espalda al compromiso que da frutos a largo plazo (como hacer deporte) pero abrazando las recompensas inmediatas que te van empeorando cada día (como todo el principio de este párrafo).
Para llegar hasta aquí tuve que tomar distintas decisiones, modulando cada aspecto, como si fuese el dial de volumen de una minicadena:
Instagram: cero. Reducir su uso era una opción, pero no tenía claro que no se me volviese a ir de las manos, y en mi caso personal entendí que era mejor la vida sin él (no tiene por qué coincidir con tu caso). Fuera.
Bebidas energéticas: cero. Son adictivas y no aportan nada bueno, sobre todo cuando pasan de recurso puntual a costumbre.
Comida basura: contextos sociales. No me privo de una pizza si ceno con mis amigos y es lo que nos apetece, no siento el remordimiento posterior que sí sentía cuando malcomía porque sí. Mientras no pase de ahí, no me parece mal.
Refrescos: contextos sociales. No me tomo ni uno mientras trabajo (en ciertas etapas podía beberme dos litros de Coca-Cola en un día normal), pero no me privo de uno si es lo que me apetece mientras almuerzo con mis amigos. Así y todo, estoy especialmente contento con este aspecto, porque por inercia ya me sale pedir agua o Aquarius.
Videojuegos: aplazados. Ni he dejado de jugar ni juego lo mismo que antes. Simplemente he interiorizado que están muy por debajo en mi lista de prioridades. Ya no acudo a la consola por inercia cuando tengo un rato libre, sino que priorizo otro tipo de ocio. Quizás hay semanas en las que juego una hora, y otras en las que deben ser diez horas. Cuando salga GTA 6 le dedicaré bastante tiempo. Tal vez luego me tire meses sin apenas jugar. Ninguno de esos escenarios me supone un problema.
Deporte: diario. Nada me ayuda tanto a estar bien anímicamente como el deporte. He pasado de despertarme con pereza y apatía al entusiasmo.
Todo eso que hacía en exceso (o no hacía en el caso del deporte) tiene que ver con la sobreestimulación, y todo lo he ido corrigiendo con el tono que mejor encajaba en cada ámbito.
Recomiendo mucho modular, reducir o restringir todo aquello que nos suponga sobreestimulación. Es todo aquello que nos engancha para darnos recompensas instantáneas pero no nos lleva a ninguna parte a largo plazo. Al revés: nos va erosionando y empeorando con el paso del tiempo.
3 recomendaciones
🥋 La mejor defensa es un ataque (Netflix). Un treintañero bonachón sufre una experiencia traumática que le acaba llevando al dōjō para aprender kárate. Una vez allí, todo empieza a cambiar. Demasiado.
🗺️ No matarás (Prime Video). En la línea de la anterior: un treintañero bonachón sufre una experiencia traumática que… bueno, esa es la peli: su experiencia traumática.
🎶 Anemoia, una playlist de Spotify. ‘Anemoia’ significa ‘nostalgia de lo que no se ha vivido’. Pues eso.
Buenas reflexiones como siempre y varias adiciones comunes sobre las que actuar más a fondo.Eres mi voz de la conciencia!
Gracias 😀