Aunque lo parezca, esto no va de fútbol.Soy adicto a ver jugar a Adama Traoré, el futbolista que recuperó el Barça hace un mes. Es una bestia y tiene una potencia que no recuerdo haber visto en ningún otro jugador. Ver cómo se mueve su físico de quarterback es hipnótico. Juega en la misma posición que Ousmane Dembelé, un francés al que todo le da absolutamente igual. Tiene muchísimo más talento Ousmane que Adama, pero tras cinco años en el club, no ha dejado más que pinceladas intermitentes. Su vida desordenada y su falta de compromiso le hacen acabar cada temporada como un jugador tan mágico como intrascendente.Adama está más limitado, no tiene la conducción ni la técnica de Dembelé, pero es consciente de que cada gramo de trabajo que acumula sobre su cuerpo es el óxido nitroso que le impulsa mucho más allá de los límites de su talento. Eso es, más allá de sus sprints, su capacidad para ir al choque o su forma de recortar dos metros a un rival en una carrera de cinco, lo que me enamora de Adama, lo que me hace no poder dejar de verle competir. Puede que su genética le ayude, pero no trabaja por él.También en el Barça juega desde hace casi tres lustros Sergio Busquets, uno de los mejores mediocentros defensivos que hemos visto en España. Tiene una vida mucho más recta que la de Dembelé y sus cualidades como futbolista son muy diferentes, pero lo que le hace llamar la atención, aparte de su juego, es su físico espigado y delgaducho para tratarse de un deportista de élite.A Busquets no le ha hecho falta desarrollar su musculatura para llegar a ser el jugador que es. Pero cuando lo veo me pregunto a dónde hubiese llegado si se hubiese esforzado por mejorar sus carencias. En su misma posición, y compartiendo somatotipo, está Leon Goretzka, jugador del Bayern que aprovechó el confinamiento para ponerse como un toro. Su capacidad para ir al choque, chutar desde fuera del área o llegar rápido a balones sueltos, cualidades vitales en su rol en el campo, mejoró mucho desde entonces.Puede que Busquets finalice su carrera como un jugador mucho mejor del que pueda llegar a ser Goretzka, o que Dembelé amase muchos más millones en su cuenta bancaria cuando se jubile que lo que pueda lograr el bueno de Adama, pero no dejan de significar, pese a los éxitos, un potencial desperdiciado.Nunca vino mal a nadie, y menos a un deportista de élite, cuidar su dieta y su entrenamiento para conseguir físicos mejores que les permitiesen rendir mejor. Por muy buenos que fueran. A menudo me he visto reflejado en jugadores como Busquets, sosegados y enfocándose en lo que saben hacer bien, pero cada vez me cuesta más conformarme con eso, cada vez me quedo más embobado viendo los resultados de quien pelea su mejora. El que cambia el violín por el mono de trabajo.Con gente como Adama me voy al fin del mundo y a cualquier guerra. En su caso aplica al entrenamiento de resistencia y al uso de potenciómetros, pero ese hambre me sirve para cualquier ámbito. Personal o profesional.El tipo de persona que ambiciona sin codicia, la que nunca escatima con el compañerismo pero no baja los brazos jamás, la que vive sin líquido de frenos en pos de la consistencia competitiva.¿Quién en tu sector profesional es un Adama, y quién es un Dembelé? ¿A quién quieres parecerte? Sector profesional, o rol de conducta en la esfera personal, o alguien que practica tu mismo hobby sin necesidad de llegar a ninguna élite, simplemente por el placer de hacerlo. Vivan los adamas, amigos.
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🦏 Adama
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Aunque lo parezca, esto no va de fútbol.Soy adicto a ver jugar a Adama Traoré, el futbolista que recuperó el Barça hace un mes. Es una bestia y tiene una potencia que no recuerdo haber visto en ningún otro jugador. Ver cómo se mueve su físico de quarterback es hipnótico. Juega en la misma posición que Ousmane Dembelé, un francés al que todo le da absolutamente igual. Tiene muchísimo más talento Ousmane que Adama, pero tras cinco años en el club, no ha dejado más que pinceladas intermitentes. Su vida desordenada y su falta de compromiso le hacen acabar cada temporada como un jugador tan mágico como intrascendente.Adama está más limitado, no tiene la conducción ni la técnica de Dembelé, pero es consciente de que cada gramo de trabajo que acumula sobre su cuerpo es el óxido nitroso que le impulsa mucho más allá de los límites de su talento. Eso es, más allá de sus sprints, su capacidad para ir al choque o su forma de recortar dos metros a un rival en una carrera de cinco, lo que me enamora de Adama, lo que me hace no poder dejar de verle competir. Puede que su genética le ayude, pero no trabaja por él.También en el Barça juega desde hace casi tres lustros Sergio Busquets, uno de los mejores mediocentros defensivos que hemos visto en España. Tiene una vida mucho más recta que la de Dembelé y sus cualidades como futbolista son muy diferentes, pero lo que le hace llamar la atención, aparte de su juego, es su físico espigado y delgaducho para tratarse de un deportista de élite.A Busquets no le ha hecho falta desarrollar su musculatura para llegar a ser el jugador que es. Pero cuando lo veo me pregunto a dónde hubiese llegado si se hubiese esforzado por mejorar sus carencias. En su misma posición, y compartiendo somatotipo, está Leon Goretzka, jugador del Bayern que aprovechó el confinamiento para ponerse como un toro. Su capacidad para ir al choque, chutar desde fuera del área o llegar rápido a balones sueltos, cualidades vitales en su rol en el campo, mejoró mucho desde entonces.Puede que Busquets finalice su carrera como un jugador mucho mejor del que pueda llegar a ser Goretzka, o que Dembelé amase muchos más millones en su cuenta bancaria cuando se jubile que lo que pueda lograr el bueno de Adama, pero no dejan de significar, pese a los éxitos, un potencial desperdiciado.Nunca vino mal a nadie, y menos a un deportista de élite, cuidar su dieta y su entrenamiento para conseguir físicos mejores que les permitiesen rendir mejor. Por muy buenos que fueran. A menudo me he visto reflejado en jugadores como Busquets, sosegados y enfocándose en lo que saben hacer bien, pero cada vez me cuesta más conformarme con eso, cada vez me quedo más embobado viendo los resultados de quien pelea su mejora. El que cambia el violín por el mono de trabajo.Con gente como Adama me voy al fin del mundo y a cualquier guerra. En su caso aplica al entrenamiento de resistencia y al uso de potenciómetros, pero ese hambre me sirve para cualquier ámbito. Personal o profesional.El tipo de persona que ambiciona sin codicia, la que nunca escatima con el compañerismo pero no baja los brazos jamás, la que vive sin líquido de frenos en pos de la consistencia competitiva.¿Quién en tu sector profesional es un Adama, y quién es un Dembelé? ¿A quién quieres parecerte? Sector profesional, o rol de conducta en la esfera personal, o alguien que practica tu mismo hobby sin necesidad de llegar a ninguna élite, simplemente por el placer de hacerlo. Vivan los adamas, amigos.