Hace unos días estaba practicando uno de los rituales dominicales del varón valenciano de mediana edad, salir a correr con amigos y almorzar esmorzar después. En esa conversación de sobremesa hablaba con mi mejor amigo, suscriptor de esta newsletter (hola, Quique), y recordábamos algo que habíamos comentado hacía poco: el margen financiero. El colchón.
Sin ese colchón, sin unos ahorros como para sobrevivir sin apuros durante un tiempo en caso de quedarte sin ingresos o poder afrontar cualquier imprevisto sin problemas, se disparan las preocupaciones. Se vive en el alambre, recurriendo a tarjetas de crédito para compras esenciales y poniendo cinco duros en el pulgar de San Pancracio para que no se joda la lavadora y nos destroce el mes.
Quienes hemos vivido esa sensación solemos compartir no querer volver a sentirla nunca más. Esa conversación me hizo pensar en el colchón como concepto, no solo financiero.
Cuando tenía veinte años le enseñé a mi novia de entonces un horario semanal que me había hecho a principio de curso para encajar todo: ir a la universidad, estudiar, trabajar y no recuerdo qué más. Quedaba preciosa aquella parrilla semanal abarrotada de bloques de colores. Su respuesta fue graciosa y reveladora: “¿has dejado algún hueco para mí?”. No lo había hecho. Simplemente porque era el tipo de plan que surgiría para cuando todo lo demás me dejase libre. No fue lo correcto. No me dejé un colchón.
Luego descubrí que es un error bastante habitual, sobre todo en septiembre, o en enero, como ahora, cuando nos proponemos grandes mejoras y somos demasiado ambiciosos con planes semanales insostenibles. Olvidamos el colchón.
El colchón que hace falta para vivir más allá de nuestras obligaciones. Los espacios de desconexión, libres de compromisos previos, que sirven para recuperar espontáneamente hábitos que habíamos perdido, como leer o hacer deporte; o para pasarnos a ver a nuestra madre, o a pensar sobre hacia dónde estamos encaminando nuestra vida y si deberíamos hacer algún cambio.
Cuando no hay colchón financiero no podemos ser espléndidos con un regalo de cumpleaños especial para nuestra pareja ni para afrontar un gasto inesperado sin pedir dinero a nadie. Cuando no hay un colchón de tiempo en nuestra rutina tampoco podemos estar en momentos importantes, aunque sean cotidianos, ni para dedicar tiempo a aquello que realmente queremos, no solo a lo que estamos obligados.
Sigo cometiendo el mismo error de atiborrar el calendario, pero a veces caigo en la cuenta de que no debería llenarlo tanto. La productividad no se limita a buscar formas de hacer más, también nos debe ayudar a cumplir con nuestro compromisos sin perder de vista lo realmente importante, aunque nadie nos obligue a ello.
3 recomendaciones
🛫 Top Gun: Maverick (Prime Video). Sí, sé que llego tarde, pero así cazo a otros rezagados. Simplemente vedla.
🤖 El fin de la organización. Un artículo en detalle sobre las posibilidades de una IA como GPT-3 para organizar nuestras notas de forma inteligente, algo que mejoraría bastante mi vida. Primero, taxonomía automática. Segundo, interfaz conversacional para localizar y crear.
🐏 Machos Alfa (Netflix). Le he sacado bastantes pegas y en cierto modo me cansa, pero como comedia ligera con la que reírte tras dejar el cerebro en la puerta cuando cae la noche, cumple.
Importantes ambos colchones!
Qué tranquilidad dan!
Frescas recomendaciones como siempre.
Buen domingo 🛏️
Alguna aplicación GPT - 3 para las notas?